La lluvia y la humedad, los rayos del sol, el ataque de los insectos, hongos, etc. Muchos son los enemigos de la madera en el exterior. Todos ellos, unidos al paso del tiempo, pueden deteriorarla y cambiar radicalmente su apariencia.
Para evitarlo hemos de protegerla tanto como nos sea posible. Afortunadamente tenemos a nuestro alcance diversos productos que nos ayudan a conseguirlo. Descubre cuáles son y cómo se utilizan.
Barnices, protección total
Si necesitas una solución rápida y efectiva para proteger la madera de exterior, ya sea para los muebles de la terraza, para las celosías o para la pérgola, los barnices específicos son una buena opción a tener en cuenta. Sellan e impermeabilizan la madera, formando una película sólida, y así la mantienen a salvo de la humedad, de las radiaciones solares y de los cambios de temperatura que le pueden afectar.
Aportan un acabado muy resistente, aunque con el paso del tiempo suelen agrietarse. La solución pasa por eliminar el producto viejo y volver a aplicarlo.
Para una protección total, lo mejor es elegir barnices potentes como los que se utilizan en los barcos, capaces de soportar el efecto del salitre y la humedad extrema.

El cuidado natural de los lasures
Los lasures son productos que impregnan a la madera en profundidad, protegiéndola desde dentro de las agresiones del exterior. Son muy diferentes a los barnices, ya que no forman una capa sobre la superficie ni la sellan, como en el caso de estos últimos.
Resultan muy adecuados para muebles de exterior, para carpinterías, barandillas, pérgolas y estructuras, paneles y celosías, etc.

Madera que “respira”
La característica más destacada de los lasures es que aportan un acabado de poro abierto, que deja que la madera regule por sí misma la humedad, de forma que el vapor de agua se elimina fácilmente ya que puede salir hacia el exterior.
Como la madera es un material poroso, absorbe el producto en profundidad y así la protección es total.
Al contrario que lo que sucede con los barnices, los lasures no se agrietan ni se desconchan. Cuando el tiempo pasa, basta con volver a aplicarlos sin necesidad de decapar ni de lijar. El mantenimiento de los muebles de madera es sencillo y cómodo.